miércoles, 30 de enero de 2008

No podemos conducir por ti

Ni puñetera falta que hace. El automóvil, artículo de lujo para la mayoría, se ha convertido, por arte de magia, en un arma de destrucción masiva. Pero si en vez de digerir esta falacia como un potito nos atreviésemos a masticar la realidad como un cocido completo, nos daríamos cuenta que existen otros factores más importantes.

Empecemos por el vehículo en si. Los garbanzos negros. Los coches, como cualquier proceso de fabricación que se precie, está sometido a un margen de error. Esos errores, suelen ser silenciados o maquillados para que raramente vean la luz. Cuando, un error así, afecta a treinta mil coches, alguien hace números: han sido treinta mil vehículos con un problema en la transmisión, que pueden provocar un cuarenta por cierto de accidentes y de esos accidentes, un diez por ciento de heridos y un uno por ciento de muertos, con un gasto total, en demandas judiciales, de cien millones de euros. Si retiramos esos treinta mil coches de la circulación y arreglamos la transmisión, y hacemos una campaña de publicidad para transmitir la excelencia de nuestra marca, conseguiremos reducir el impacto mediático. Pero si no es rentable esa operación, no se hace nada, y la culpa, como siempre, es del conductor.

Las carreteras. El viario que tenemos en España es penoso. Este país, en su momento, presumía de ser el país de la Unión Europea que más autovías tenía. Y era el que tenía más autovías, porque el resto… Tenía autopistas. Se invierte todo en nuevas carreteras, túneles y demás, para que el cacique de turno salga en los medios, pero se mantiene mas bien poco el trazado que ya existe.

Los puntos negros en las carreteras siguen sin desaparecer. Pero en cambio, aumentan los radares. Es una medida recaudatoria, no preventiva. Entiendo que pongan radares en núcleos urbanos o en travesías para que la gente no realice rallyes, pero no entiendo que limiten la velocidad en un cruce de carreteras en vez de hacer el correspondiente puente. Bueno, si lo entiendo, es, como siempre, el puñetero dinero.

El número de agentes de tráfico sigue permaneciendo constante estos últimos años, aunque haya aumentado el número de kilómetros de carreteras construidas. El agente de tráfico es garante de la seguridad vial, y quien hace cumplir la ley, con las correspondientes penalizaciones si llegase el caso. Pero mantener una plantilla de agentes de la autoridad, cuando en este país, la autoridad siempre es cuestionada, es mucho más caro e impopular que poner un radar con nocturnidad y alevosía. Eso no aumenta la seguridad, aumenta la desconfianza.

Los conductores somos asesinos. Solemos ser demasiado violentos al volante. Yo creo que la gente pierde el tiempo durmiendo o en el trabajo, y luego quiere recuperarlo al volante. Se conduce como si te fuese en ello la vida, sin ningún tipo de educación vial, y mucho menos, educación general, que, para mí, es el principal problema, el núcleo de todo este asunto.

España tiene el mayor número de peatones atropellados de toda la comunidad europea. Si la gente cruzase por los pasos de peatones, y si los conductores fuesen conscientes de que el coche es sólo un medio de transporte, no una forma de obtener poder y estatus social, otro gallo nos cantaría.

El carné de conducir se lo dan a cualquiera. En vez de ser estrictos, y de hacer auténticos exámenes de actitud y de aptitud, se baja y rebaja el listón para que todo el mundo que quiera, pueda conducir. Es más importante vender coches, y llenar nuestras carreteras de ineptos que pagan impuestos, que conseguir que la gente que se ponga al volante de un vehículo, sepa, con seguridad y consciencia, que es lo que está haciendo.

Porque, no lo olvidemos, a nivel político, cómo vas a penalizar a alguien que te va a votar? Estarías completamente loco si, en vez de tratar al electorado como si fuese un jardín de infancia, o un grupo de retrasados mentales, les dijeses, de forma coherente, "señores, tenemos un problema, y tenemos que arreglarlo entre todos". Llamarías mal educado a alguien te que da su voto, su confianza? Es muy difícil opinar en contra de tus propios intereses.

La velocidad es un efecto secundario de la potencia. Mi coche corre más, porque tiene más caballos. Y los caballos, hacen que tenga mejor aceleración, y que pueda realizar un adelantamiento en menos tiempo, con una menor exposición y un menor riesgo para el conductor. Pero eso, nadie lo dice. El 37% de las causas de accidentes es la velocidad, con lo que el 63% de las causas de accidentes, la mayor proporción, son otros motivos.

Otros países de nuestro entorno, no tienen nuestros límites, no tienen nuestras carreteras, y tampoco tienen nuestros muertos. Si tuviese que dar una razón de por qué cada mes mueren en España tantas personas en la carretera como si se estrellase un Boeing 747 con todos sus pasajeros a bordo, no daría una, daría todas estas razones con las que he intentado componer este artículo.