lunes, 1 de marzo de 2010

La Jauría Humana

Bajo este título, tomado de la magnífica película de Arthur Penn (basada en la historia prestada del libro de Horton Foote) me propongo comentar algunos puntos del comportamiento humano, cuando se agrupa en un conjunto de seres de la misma especie.

Ese grupo, manada, banda, panda, o en sus más bajas cotas de miseria humana, tuna, se compone de una serie de individuos que, partiendo de un rol propio de cada uno, forman un todo.

Una panda siempre se va a componer de un único macho o hembra Alfa, líder de la manada, que lo es de forma total, o que puede delegar puntualmente su poder en otro macho especializado. Por ejemplo, el macho Alfa decide que el grupo vaya a un bar, pero delega en el macho Beta “armario ropero” para que se haga hueco a la hora de pedir las copas en la barra.

Existe por tanto, un único macho Alfa por grupo, pero, en cambio, puede haber más de un macho Beta o Gamma. El rol del macho Beta suele ser especializado. Existirán tantos machos Beta como necesidades tenga el grupo. Necesidades permanentes, se entiende.

Cuando un macho Beta “buena persona” le propone a un macho Alfa traer a algún amigo (amigo es el apodo cariñoso, normalmente suele ser un familiar, primo, vecino, alguien que te deja los apuntes, etc.), el invitado toma el rol permanente de macho Gamma.

Así como el rol de macho Beta es una especialización, y es usado de forma puntual y transitoria para momentos de crisis (el macho que más bebe, el que mejor golpea, el mejor jugador de cartas), el macho Gamma tiene un rol de título que le define. En la jerarquía de poder, siempre es el tercero, y esa posición no la va a cambiar, a no ser que monte su propio grupo o que alguien de superior categoría se muera.

Sigamos. Si por ejemplo el grupo quiere tomar una mariscada, el macho Alfa lo propondrá. Alguien podrá decir que tiene un contacto en una pescadería. Y ese contacto, será invitado a formar parte (de forma temporal) del grupo. Vamos, hasta que se acabe el marisco. Pues bien, ese macho, actor secundario, por supuesto que no es Alfa, ni Beta, ni tampoco Gamma, es un macho Omega.

El hecho en sí, está basado en una historia real. Este macho Omega fue integrado a posteriori (por recomendación del macho Beta “buena persona”) en el grupo hasta que… Tiró cuatro veces, en una misma noche de borrachera, el árbol de Navidad de otro macho Beta “paciencia”. Aprovechando la nocturnidad y la alevosía, acabó durmiendo en el coche, del macho Alfa, y también fue sacado por la fuerza de dichas dependencias.

Otro ejemplo claro: conozco a una amiga que son diecisiete de familia y hace una paella de muerte. Ese sería el planteamiento del problema remitido por algún miembro del grupo al macho Alfa. La solución propuesta sería de invitar a la susodicha hembra (Omega) y montar una comilona de diecisiete personas para que se alicaten la paella.

Para hablar del macho Omega y su correspondencia con el “bat factor”, paso a explicar el comportamiento del grupo cuando interactúa con otros grupos.

En principio, no tiene por qué haber rivalidad entre grupos. Cuando dos o más grupos se fusionan, se elige un único macho Alfa, pasando a ser el resto de los líderes machos Betas o Gamma. Con la misma cordialidad que se unen, se separan, y muestran signos de hermanamiento tipo abrazos, besos, incluso entre hombres, y demás afectos.

En el campo de batalla, la cosa es bien distinta. Cuando pinta en bastos, y se fragua una pelea conviene tener algo de organización. Una lluvia de hostias como arma de destrucción masiva puede estar bien, pero tiene que ser coordinada. El grupo tiene que actuar con cierta estrategia, y no atacar de uno en uno, como en las películas.

La realidad es mucho más cruda y tozuda. Rey Arturo, gracias a Dios, sólo hubo uno. Que mucha tabla redonda, mucho honor, mucho caballero, y mucha pompa y circunstancia, pero Lancelot se calzó a Ginebra cual zapatilla a la primera de cambio.

Siguiendo con la realidad, hubo un grupo, formado por siete amigos, que, heridos (por los efectos del alcohol) no supieron organizarse para “anular” a cierto ser despreciable que les estaba dando la noche. No hubo pelea de gallos, sino insultos de gallinas. Pero bueno, por eso no conviene beber, porque Nuestra Señora del Habana Club toma el control, y así, es difícil hacer algo digno y medianamente en condiciones.

La pelea suele comenzar con el macho Beta “Astaroth Soul Calibur” o en su defecto, con un macho Gamma. Nunca el macho Alfa, ya que suele ser el estratega del grupo. Si quiere que la cosa sea rápida, utilizará a un macho Beta “golpea hasta que no se levante”. Si prefiere prolongar la diversión o hacer a todos partícipes, utilizará a un macho Gamma (tipo “juguete” o “cantimplora”).

En el ámbito laboral, el macho Alfa del grupo tiene que ser necesariamente su jefe. Si no es así, es cuando se monta el lío. Si el macho Alfa es el líder sindical, por ejemplo, y no es el que tiene mando en plaza, el grupo estará condenado al fracaso. Ese líder, antepondrá sus peticiones sindicales a las profesionales, que por otra parte son para las que se montó el grupo. Algo de inteligencia emocional nunca está de más.

Si un grupo se fija en otro para ligar, la iniciativa, casi siempre, la suele tomar el macho Alfa, que (avisado quizá por un macho Beta “salido”) envía a un mensajero (u otro macho Beta “cara bonita”, “labia irresistible”, o similar) a inspeccionar el terreno.

Los grupos para ligar suelen ser más reducidos. Si son machos, suele ser un Alfa, y uno o dos Betas, raramente un Gamma, que puede estar de forma accidental. Si participa un Omega, será por filantropía. Si el grupo está formado por hembras, la cosa cambia. Todo bombón tiene una amiga que es una bombona. Y siguiendo con esta máxima, el grupo estará formado por una hembra Alfa y una Beta “simpática” que, como todo el mundo sabe, en realidad es una Omega fea de dolor. Mi santa madre salía con amigas feas para tener más éxito. Y si mi santa madre lo hacía, sus motivos tendría.

Siempre se respeta la jerarquía (bueno, no siempre, depende el Enorme tamaño de la atracción sexual, y no hace falta que sea más explícito). Si un macho Gamma echa el ojo a una hembra Beta “tremenda”, la solución de la ecuación, cuántica, diría yo, es imposible. Pues la hembra Beta “no soy tu tipo, no soy hinchable” multiplicará por cero al macho Gamma, y preferirá que otro macho Beta “mi cociente intelectual es negativo” o incluso un macho Alfa en horas bajas, riegue su jardín.

Así como en el campo de batalla, el macho o la hembra Omega suelen estar totalmente involucrados con el grupo, en términos de ligoteo, el comportamiento varía según el sexo de cada cual.

Partamos de la base que, es prácticamente imposible que un macho Omega o una hembra Omega “pille cacho” antes de las cuatro de la madrugada, no siendo crueles. Por tanto, es importantísimo para la buena higiene mental del grupo, tener ocupados a sus miembros Omegas hasta prácticamente, la vuelta a casa.

Un macho Omega ocioso no hace daño a nadie. Por defecto, se encarga de cuidar los abrigos, o de supervisar posibles amenazas mientras el resto de la manada se divierte. Es buena persona, en el sentido peyorativo de la palabra. Cuando se aburre, se encierra en sus grandes preguntas metafísicas tipo ¿Superman es demócrata o republicano? O, en la inmensa mayoría de las ocasiones, acaba pegado a la barra del bar bebiendo con otros machos Omegas y ojeando a las camareras.

Una hembra Omega puede ser el aborto, con perdón, de la misión. Una hembra Omega es, por extensión, el “bat factor”. Es, para el que no lo sepa, la amiga agua fiestas de la hembra Beta “estoy como un queso”. Es aquella que en plena balada, se acerca a su amiga y la dice:
-Vámonos, que me aburro.

Para que esto no ocurra, existen varias soluciones. Quizás la más socorrida es utilizar a un macho Omega para que la entretenga. El macho Omega es como la vaca flaca que sacrifica el vaquero para que se la coman las pirañas del río mientras el resto de la manada lo cruza tranquilamente. Dado que el sacrificio es una labor loable en desuso, pueden usarse todo tipo de artimañas para convencerle de semejante misión. Desde que con las feas tardas más en llegar al orgasmo, hasta incluso nombrarle macho Beta “zoófilo”.

Por último, recordar que el grupo formado podrá crecer o menguar en función de lo capaces que sean sus machos y hembras de anteponer sus intereses personales a los generales. Sólo puede quedar uno es una frase que se repite con demasiada frecuencia.

“Los amigos entran y salen de tu vida como los camareros entran y salen de un bar.”